jueves, 19 de septiembre de 2013

La propina

Mientras Apache preguntaba donde estaba el baño, el dueño de la pizzeria nos traia la cuenta que le habiamos pedido.
Fueron un par de "pooles", algunos fainas y cerveza. El Goyco andaba con plata, asi que se hizo cargo del pago. Cuando nos trajeron el vuelto, empezamos a ver cuanto dejar de propina mientras Alberto volvia y el dueño volvia a sus tareas.
Decidimos dejar veinte pesos, no quisimos dejarlos sobre la mesa por temor a que alguno de los presentes los tomase. Le hicimos una seña al dueño pero no nos vió. Tras titubear nuevamente decidimos dejar el billete al lado de un teléfono movil que estaba sobre el mostrador y que previamente habia visto al dueño hablar por él.
Al irnos anoche, miré rapidamente a la mayoría de los clientes. Habian "planchas", rockers, jugadores y otros mas. También alcancé a ver a dos chicas, una de ellas con un bebé en los brazos.
Lo extraño fué hoy, cuando al pasar por la puerta, descubrimos que el local estaba incendiado y prácticamente en ruinas.
Totalmente extrañados e intrigados, decidimos acercarnos a mirar y averiguar que habia sucedido.
Un chico que estaba en la puerta nos contó lo siguiente:
Al parecer, todo comenzó cuando uno de los planchas encontró un billete de veinte pesos en el mostrador. Lo agarró en el momento en que el dueño veia desde lejos y creia que le estaba tomando su teléfono movil.
En ese momento comenzaron a discutir, se acercaron otras personas que aseguraron que el plancha vino sin un peso, por lo que los veinte pesos no podian ser de él. Un par de personas querian atribuirse dueños del billete a lo que el dueño del local les dijo, si son de ustedes no estarian intentando recuperarlo.
Pronto comenzaron los insultos y aparecieron en escena unos que habian tomado mucha cerveza y comenzaron a lanzar los servilleteros, hecho éste al que se sumaron los presentes con los mas diversos objetos allí presente.
Un par de personas saltaron el mostrador, que oficiaba de trinchera para el dueño, y comenzaron a lanzar la comida allí presente. El dueño enfureció y tomó los leños del hormo con la pala, y comenzó a tirarlos sobre el grupo de intolerantes.
Pronto uno de los leños al rojo cae sobre la mesa de pool, tornándose por completo en una gran fogata. Por la falta de corriente de aire, pronto las llamas comenzaron a trepar por las paredes. La gente en completo descontrol, intentaban salir por la única puerta.
Golpes, arañazos, insultos, sangre, calor y humo se confundían en aquel lugar. Pronto el local se hundió en las llamas totalmente y comenzaron a caer sus estructuras.
Al poco tiempo todo era ruinas, la gente a salvo, aunque con un poco de miedo aun.
Y bueno, eso fué todo; concluyó el chico.
Nosotros callados, nos miramos, casi al mismo instante comenzamos a caminar rumbo a lo de Apache.
En un momento, el Goyco dice:
- Y sí, yo sabia que veinte pesos era mucho!


Febrero 2007
Carlos Giurleo

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