jueves, 19 de septiembre de 2013

Incomprendidos

Llega un profesor de lenguas a un taller mecánico y se establece el siguiente diálogo:

P - Estoy escuchando un ruidito en el motor.
M - Ah! "habería" que revisarlo.
P - Habría!
M - Qué se abría? El espolón?
P - No, no, usted dijo "Habería"
M - Bueno, el que vino con una avería en el auto "ha de ser" usted!
P - Ha sido!
M - Ácido? Se le derramó ácido de la batería? Despues no le arranca por mas que "quiera que le dea".
P - Quiere que le dé!
M - No! no le dé arranque aún. Déjeme revisarlo primero!
P - Bueno, le pido que se apure porque tengo que ir a una embajada.
M - Que se le apura cuando va en bajada? Le debe faltar líquido de freno. Cuando lo revisó por última vez?
P - Los frenos están bien, -Ya juntando presión- sucede que...
M - Pero no me dice que se acelera en las bajadas?
P - Mire, sabe una cosa. Déjelo así!

El profesor se vá enojado y apurado. Tal era su enojo que no se percató que al salir a la calle venía un auto a gran velócidad. El choque fué inevitable.
El mecánico se queda murmurando: También, eso le pasa por andar sin frenos!


Carlos Giurleo
Abril 2009

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